La utopía de la amistad

Algo me sorprende. Siempre me ha sorprendido. El concepto de amistad es diferente para cada persona. Para unos, no tiene nada que ver con guardar los secretos que les han confiado, para otros no significa nada hablar a espaldas de esa persona o dejar que otros lo hagan sin defenderlos. O en el más vil de los casos, negar a un amigo.

Para otros la amistad es cuestión de que nadie les lleve la contraria y traicionar por salvar sus propios intereses es totalmente válido.

Y así la utopía de la amistad se va quedando en el aula de clases, rezagada por los años, en una tarjeta de cumpleaños o una llamada que nunca llego. La mata el orgullo, los intereses personales, la conveniencia propia y la ceguera que causa la auto justificación. No hay cristianismo que valga, ni principios... cuando sencillamente la amistad no es realmente amistad.

Y es más facil tirar la volqueta de tierra y culpar a otros, en vez de ver cuan barata es en esta sociedad, la idea de amistad.

Jesús por el contrario, nos muestra lo que es un amigo de verdad. En una sola frase, no hagas a otros lo que no quisieras que te hagan a ti. Y somos encontrados faltos e incapaces de ser verdaderamente amigos, si es que por lo menos, podemos reconocerlo.

Es ahí cuando puedo exclamar desde lo más profundo de mi ser, ¡Que gran Amigo nos es Cristo!